DE FÁBULA

Nuestro amigo Leoncio, el rey de la selva, pasea por su reino con gran estruendo de sus tripas, pues hace ya días que no encuentra alimento. Casualmente ve a Roepán, sencillo ratoncillo astuto y vivaz y se abalanza sobre él para comérselo, éste temeroso de morir devorado suplica por su vida con gran convencimiento usando multitud de razones, explicaciones y ruegos. Leoncio siente piedad y le deja vivir. Desde este momento Roepán y Leoncio son amigos, devolviendo con creces la misericordia del león demostrando el ratoncillo el gran acierto del rey de la selva cuando el león primero se clava una espina en la garra y segundo cae en la red del cazador, en sendas ocasiones los minúsculos, pero afilados dientes del roedor, le libran del peligro.
Insertadas entre estas acciones Roepán cuenta tres historias de animales a su amigo Leoncio. Para convencerle de que su ayuda no es casualidad, le cuenta la historia del burro que se encontró una flauta y quiso dar un concierto en la granja, la primera vez le sonó la flauta por casualidad y luego ya no hubo de sonar ("El burro flautista"). En otra ocasión, para que conozca Leoncio que las apariencias engañan, le relata la historia de una singular carrera que perdió una liebre burlona con una tortuga tenaz y constante ("La liebre y la tortuga). Y por último le quiere convencer que lo sencillo, lo humilde siempre triunfa ante nuestra vanidad y para ello le cuenta la historia de un cuervo que engañado por los falsos halagos de una zorra inteligente, canta dejando caer de su pico un sabroso queso que había robado de la mesa de los hombres (La zorra y el cuervo)