Hoy es el cumpleaños de los tres cerditos, la mamá cerdita les ha organizado una fiesta. Hoy también han de salir de la casa familiar y cada uno de ellos deben de construirse su propia casa.
Valores: Cuando vienen los problemas los tres hermanos se ayudan mostrando la fraternidad. El esfuerzo de Porcino (el cerdito trabajador) es el que ayuda a sus hermanitos, pues su casita de ladrillos y cemento es el refugio final de los tres. El lobo Feroz no es malo, malísimo, simplemente es que tiene mucha hambre, un hambre feroz, por eso quiere comerse a los tres cerditos, pero al final del cuento cuando los cerditos tocan sus músicas el lobo se incorpora al baile tocando los platillos, pues también es músico. Y ya se sabe que la música amansa a las fieras y que los músicos siempre son amigos.
En la casa de la granja están de fiesta, la mamá cerdita es una mamá trabajadora, es muy activa y nerviosa, va de un lado para otro pues no tiene tiempo de nada. Hoy es el cumple de los tres cerditos y les recrimina que no colaboran nada en las tareas domésticas, alguno hay muy perezoso; ya son mayores de edad y por eso deben de salir de casa y tener una experiencia de vida adulta para asumir sus responsabilidades.
Los tres cerditos salen muy contentos de la granja con las cabezas llenas de ilusiones y la bocas de canciones y recorren los caminos hasta llegar a una nueva tierra donde construyen sus nuevos hogares. Uno de los cerditos construye una preciosa choza de paja, lo hace rápido con lo que dispone de mucho tiempo para jugar y bailar; el segundo de ellos elabora su casa con maderas construyendo una estupenda cabaña, tarda un poquito más pero todavía dispone de mucho tiempo libre para bailar y cantar; el tercero de los hermanos con paciencia y esfuerzo fabrica su casa usando piedras y ladrillos.
Los tres cerditos no sabían que en el nuevo país también habita un lobo muy feroz que ha puesto como principal intención en su vida el comerse a los cochinillos, por eso visita la choza del primer cerdito que destruye soplando la paja, luego va a la cabaña de madera del segundo hermanillo que a golpe de soplidos rompe y destroza. Los cerditos han podido escapar y han llegado angustiados a la casa de piedra y ladrillos donde se han refugiado, cuando llega el lobo quiere arrasarla soplando y resoplando, pero no lo consigue pues la casa está reciamente construida.
Este es uno de los cuentos más tradicionales de nuestro acervo cultural. Así lo valoramos de Okarino trapisonda y es por eso que en nuestra adaptación intentamos respetar todos los elementos que son propios del relato: La destrucción de la choza y la cabaña por el soplido, el ánimo festivo de los cochinillos y su afición por cantar y bailar…
Nuestra adaptación dramática para este cuento tan conocido, se basa en el uso de los títeres más populares de nuestra tradición: los títeres de guante, los guiñoles. También es necesaria una escenografía sencilla pero al mismo tiempo que pueda expresar la destrucción de la choza, de la cabaña y el ambiente feliz de la granja de mamá cerdita.
Este tipo de muñecos exige un ritmo rápido, divertido, lleno de humor, con una puerta abierta a la participación y a todos los recursos guiñolescos.
También hay que señalar que nuestra versión subraya la presencia de la música en toda la obra y por ello las cancioncillas y sus réplicas en los espectadores son un elemento dramático más que agiliza el desarrollo de la representación.
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